miércoles, 16 de abril de 2014

Cursi y sufridamente hablo de ti, diez años de ti, y es que, ¿Recuerdas que quería ser "doctora de perritos"? Me transformé en algo muy distinto a un doctor de perritos, creo que fue porque me enteré que era mentira eso de que cada vez que veíamos a un perro herido me decías que se lo llevaban al hospital y que quedaba muuuuuy lejos por eso no podíamos ir a verlo, ¿Recuerdas como me gustaban las tostadas? Con mantequilla y mermelada de mora, con el pan crujiente sin quemarse porque si quedaba medio negrito no me lo comía, ahora como hasta sopaipillas de la calle ¿Recuerdas que era lo que más me gustaba? Tus asados, esos asados de fin de semana interminables con 100 kilos de todos los tipos de carne, bueno, ya no me gusta tanto la carne. ¿Recuerdas cómo me gustaba levantarme? Con los pies descalzos con tu seño fruncido al verme sin zapatos, y te cuento algo, aún me levanto así. ¿Recuerdas mi primer día de jardín? Me fuiste a buscar y preguntaste cosas que no recuerdo pero ibas con un pantalón plomo y yo uno verde ¿Recuerdas que ibas todos los lunes a hablar con la Profesora de lenguaje? En la enseñanza media ya no, porque me cambié de colegio a donde tu querías. ¿Recuerdas lo que me decías de pololos? Mi primer pololo lo tuve a los 15 años como me dijiste, pero no estuviste para espantarlo con una escopeta como prometiste. ¿Recuerdas ese último verano cuando veías la esclava isaura junto a mi madre después del almuerzo?  Te miraba con tristeza y desdén, porque era una niña. ¿Recuerdas que aquella tarde en Talca? Aún te recrimino, aunque ahora con el cariño adulto y con tu mirada de ojos amarillos clavados en los míos.
Comienzo a leer las columnas de Cristian Warnken y de Francisco Mouat, que desde la autodañina adolescencia se transformaron en mis columnistas (valga la redundancia) favoritos. Al mismo tiempo que me pregunto, cómo es posible escribir prosa poética en períodos lúgubres como la muerte de un amigo o la muerte de un hijo, e imagino cómo hubiese sido si tratamiento de madre no hubiese funcionado, si se hubiese "ido" y en un principio escribo "no me hubiese percatado de las cortinas", pero recuerdo todo, desde sus manos frágiles de mujer mayor, hasta la panóramica Talquina que le entregaba esa cama tipo androide que podía moverse en muchos grados y de distintas formas, esas camas que no tuvo padre pobre que murió en una sala común de hospital público. Recuerdo todo, el olor del jabón que debía utilizar cada vez que entraba a la sala, recuerdo al hombre de tu lado con un tubo a la garganta y esa mujer (al parecer su mujer) rendida al dolor innegable que es dejar partir, recuerdo tu mirada de niña-abuela inocente con ansias de libertad, y es que te movías como un león triste, esos criados en cautiverio que vivieron en circos anhelando cazar, ¡cuánto intentabas cazar tu vida!. Recuerdo que recordabas esas historias de tus abuelos y tíos que imagino campesinos Chilenos Maulinos cubiertos de sabiduría terrenal y miedo supraterrenal, recuerdo que me miraste con cara de "Tengo miedo y pena de la vida" y por primera vez supe de tu boca que no querías dejarme, que tenías miedo de morir y supe que ya no estaba sola, no era la única en tener miedo. Recuerdo que lloré, recordando el dolor de perder a Padre a Hermana (sí, con mayúscula), porque afligida recurrí a su perdón, a su ayuda y a su plegaria y aún les pido que al pajarito la ayuden a ser feliz.

Recuerdo Talca de la manera más dolorosa y romántica del dolor, porque ví nacer lo que es perder lo sagrado, querer abrazarse a ese árbol del patio, a esos cabellos cenizas y transformarme en una mujer indolente. Recuerdo haber pensado "¡Talca culiao!" y haberle gritado a los dioses que calmaran mi dolor.

Recuerdo haber recordado con ternura los abrazos de mi padre, porque cuando extraño a madre, necesito a padre con esas manos morenas y fuertes, con esas risas infinitas y que me digas "me tienes enfermo, me van a salir canas verdes", porque increiblemente, lo mejor de tener recuerdos de mis padres es recordar cuánto me han retado y abrazado a lo largo no tan largo de mi vida.